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Patios del Palacio de Viana

Ahora que las puertas de algunos de nuestros monumentos han vuelto a abrir al público, me gustaría daros a conocer de forma breve la historia de dicho Palacio y alguna de las anécdotas de los Patios del Palacio de Viana.

El Palacio de Viana es una casa señorial vinculada desde los siglos XV al XIX al señorío y posterior marquesado de Villaseca. En 1873, la novena marquesa de Villaseca, viuda y única heredera de las propiedades del marquesado, entre las que se encontraba esta casa, se casó en segundas nupcias con D. Teobaldo Saavedra, hijo del Duque de Rivas, al que el Rey Alfonso XII concedió en 1875 el título de Marqués de Viana. Posteriormente, en 1980, la tercera marquesa de Viana, viuda y sin descendencia, vendió la casa a la Caja Provincial de Ahorros de Córdoba. Actualmente pertenece a la Fundación CajaSur.

Los patios del Palacio de Viana son a cuál más bonito y espectacular, sobre todo en la época estival en que el colorido de las flores que abundan de entre los más de 80 tipos de plantas que se pueden encontrar en sus patios, y la fragancia que todas estas desprenden, embriagan al visitante que se marcha admirado con tal mezcla de aromas.

Cada uno de los patios del Palacio de Viana y el jardín, tienen una marcada personalidad que enriquece el agradable paseo con el que disfrutar.  Estos patios ofrecen la posibilidad de disfrutar de un entorno diferente, dependiendo de los distintos momentos del día y de la estación del año en que se visite.

El recorrido por el interior de las habitaciones que conforman la planta baja y la planta alta es fascinante, pues en ellas aglutina una gran cantidad de importantes colecciones, además de exhibir el gran poder que en su momento de esplendor ostentó el marquesado. Tengamos en cuenta que se trata de una nobleza próxima a círculos de poder, lo que hacía del Palacio de Viana una residencia de aristócratas.

patios del Palacio de Viana

Las dimensiones del Palacio de Viana como hoy lo conocemos es el resultado de hasta 5 ampliaciones de casas y solares adyacentes a la primitiva casa señorial que desde el siglo XV hasta el pasado siglo han ido siendo añadidas. Por lo que los patios del Palacio de Viana no serán en número de 12 hasta el siglo XX.

Pero independientemente de poder pasear y disfrutar por los patios del Palacio de Viana, estos encierran una serie de anécdotas de las que hoy destacaremos 3. Y es que el visitante tiene la opción de disfrutar paseando y viendo estos preciosos patios, o bien a ese disfrute de pasear y ver, añadir el sentir y el conocer su historia, curiosidades y anécdotas que guardan algunos de estos patios.

Uno de los patios del Palacio de Viana, el más vistoso de todos es el patio de las Rejas, quizás por su apertura visual hacia el exterior, a través de las 3 rejas de marcado diseño manierista, lo  que a su vez permiten al transeúnte disfrutar de la decoración florar y arquitectónica de este patio. En torno a él surge una anécdota que a continuación os contamos:

Doña Sofía Amelia de Lancaster y Bleck, tercera marquesa de Viana y última propietaria de este palacio, era muy aficionada a la jardinería y su planta favorita era la cineraria híbrida. Competía con Ángela Romero de Torres (hermana de nuestro pintor cordobés Julio Romero de Torres) en tener las flores más bonitas de Córdoba, que según todos los cordobeses eran las de esta última. Doña Sofía Amelia quería que sus flores fueran aún más bellas, por lo que decidió mandar construir un invernadero en el patio de la alberca para que sus plantones crecieran en las mejores condiciones y así, decorar las gradas que hoy podemos ver en ese patio situadas frente a los 3 grandes ventanales. De este modo, cuando pasara la procesión de la Virgen de las Angustias el Jueves Santo, podía lucir y declarar que sus flores eran las más bonitas.

Otro de los patios del Palacio de Viana, el patio de los Naranjos encierra dos anécdotas. Este patio que tiempo atrás estuvo dividido en dos, denominándose una de las partes el Patio de la Alberca, o de la Parra, o del agua, según en qué siglo, y el otro de los naranjos por los centenarios árboles que hoy se pueden ver en él. Pues bien, entre otras plantas que crecen en este patio, se encuentra el heliotropo que es famoso por el aroma a vainilla que desprenden sus flores, y que tanto gustaban al tercer marqués de Viana, Don Fausto Saavedra y Collado, a quien se le conocía como un hombre muy elegante y coqueto. Todas las mañanas acudía a este patio para hacerse con un pequeño ramillete de esta flor que se la colocaba en la solapa de la chaqueta.

La tercera anécdota sobre los patios del Palacio de Viana que contaremos hoy pertenece a este mismo. Debido a la gran identidad que tiene Córdoba con los naranjos y que se puede apreciar paseando por la ciudad, el ayuntamiento decidió mandar en 1958 al Templo de la paz de Hiroshima un cofre trabajado en cuero repujado (artesanía cordobesa de tradición milenaria). En el viajaban además de numerosas semillas de naranjo, un mensaje que decía: “Semillas de los naranjos de la Mezquita-Catedral, vais a Hiroshima en misión de amor, de paz… a nacer allí donde la muerte se prodigó. Al florecer ofreced a Dios vuestro perfume, pidiendo inteligencia entre los hombres”.

Si quieres conocer más anécdotas de los patios del Palacio de Viana los guías oficiales de Woow Córdoba estaremos encantados de mostrártelas en nuestra visita guiada a los patios del Palacio de Viana, mientras recorremos sus bellos patios disfrutando de su historia, luz, colores y aromas con que te embriagarán de cada uno de los 12 patios.

Alba Villar López

Guía Oficial Woow Córdoba