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La Sinagoga de Córdoba

No sabemos cuántas Sinagogas hubo en total en Córdoba, pero se presupone que fueron bastantes. En concreto, una bula promulgada por Inocencio IV en el año 1250 nos cuenta que en la aljama de Córdoba se construyó una Sinagoga por la que el arcediano protestó al Cabildo debido al exceso de altura de la misma, ordenando finalmente el obispo de la diócesis derruirla.

La idea de construir Sinagogas de elevadas dimensiones era una costumbre judía que provenía de las disposiciones planteadas por el Talmud de Babilonia donde se elegían los lugares más elevados de la ciudad o de no ser posible, al menos que superaran en altura a los edificios de los alrededores.

En la España cristiana medieval construir una Sinagoga era algo problemático porque requería de distintas autorizaciones tanto del rey como de las autoridades eclesiásticas. Estaba prohibido  por ejemplo construir Sinagogas de nueva planta aunque sí conservar las que ya había, siempre y cuando no se ampliara ni se modificara su aspecto ni su altura y como ya decíamos antes, sin llegar a ser rival de ningún templo cristiano que cerca de allí hubiera siendo por obligación más austeras y sobrias que estos.

LA SINAGOGA DE CÓRDOBA

La Sinagoga se construye entre los años 1314 y 1315 y estuvo en uso 163 años hasta 1483, año de la expulsión de los judíos cordobeses. Vamos a hacer un recorrido por el edificio describiendo sus partes según vamos accediendo.

Visita guiada a la Mezquita-Catedral, Alcázar, Sinagoga y Barrio de la Judería

Situada en la calle Judíos nº 20 la Sinagoga consta de un pequeño patio a la entrada desde la calle. En el mismo, una fuente o pila para la purificación antes de entrar al templo.  A la izquierda del mismo, la casa del guarda, mientras que a la derecha la entrada al recinto, a la cual se accede a través de un vestíbulo. En el interior de este vestíbulo, a mano derecha arrancan unas escaleras de madera en dos tramos de escalones que dan acceso a un espacio rectangular en altura con 3 aperturas hacia la sala de oración, actualmente abiertas, pero durante su uso como Sinagoga estarían cerradas por celosías de madera, desde donde mujeres y niños menores de edad rezaban sus oraciones. La sala de oración es de planta casi cuadrangular. En el muro norte de la Sinagoga existe una placa con la inscripción fundacional del edificio.

Santuario provisorio y morada del testimonio

que terminó Yishaq Moheb, hijo de Efraim

Wadawa, el año setenta y cinco. ¡Así que

vuélvete oh Dios, y apresúrate a reconstruir Jerusalén!

Es quizás junto con el nombre del alarife constructor del edificio de los datos más importantes encontrados en las epigrafías que acompañan los muros de esta Sinagoga.

En la parte alta del muro sur, el balcón al que se accedía desde las escaleras que hemos comentado anteriormente y para el uso explicado. Sobre las paredes, decoraciones mudéjares conservadas en su parte alta y desaparecidas ya hoy las del bajo muro.

El muro este, el más importante orientado hacia tierra santa, Jerusalén. Conserva dos hornacinas a ambos lados de dicho muro. A destacar estos nichos donde se guardaba el arón en el que se colocaban los rollos sagrados de la Torah –los cinco libros del pentateuco-. Opuesto a este sobre el muro oeste hoy enmarcado por un arco polilobulado, otro nicho donde se conserva representada, parte de una cruz cristiana. Bajo el mismo se situaba la bimah o pulpito.

Desde el punto de vista artístico la Sinagoga es de estilo mudéjar como ya indicamos antes. Para la ornamentación de los muros decorados con atauriques, se combinan escrituras sagradas en hebreo imitando a las mezquitas con sus versículos del Corán. Los muros este, norte y oeste se unen con un friso decorativo en su parte superior. Además estos están rodeados por otros paralelos por cenefas con inscripciones hebreas.

La lectura y traducción de los textos epigráficos que se encuentran en la Sinagoga en gran parte es complicada e incluso llega a ser ilegible debido a la ausencia de gran parte de estos, aunque existen algunas que sí que se han podido traducir. La ya citada anteriormente como placa de inscripción es la mejor conservada de todas pero se sabe que en su mayoría los textos corresponden al libro de los salmos de la Biblia. Solo dos textos provienen de otros libros, uno de proverbios el otro de Isaías. Estos textos en general tratan sobre su anhelo de volver a reconstruir Jerusalén y a su templo sagrado y de volver allí libre de opresores y no es de extrañar porque después de haber sido perseguidos tanto por cristianos como por musulmanes es natural que anhelen volver a su tierra prometida.

Tras la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos en el año 1492 todas sus propiedades pasaron a manos de la Corona y estas a su vez donadas en gran parte a la iglesia. Pero desde 1391 con las revueltas antijudías ya se empezaron a realizar asaltos a las juderías españolas más importantes como la de Sevilla, Toledo y Córdoba.

La Sinagoga de Córdoba pasaría a ser en primer lugar Ermita Cristiana bajo la advocación de Santa Quiteria y la casa del guarda junto al patio de entrada, un hospital de hidrófobos.

Tras esta función, en 1536 se hace cargo del inmueble la cofradía de la Cruz de Cristo y San Crispín. En 1588 pasaría a ser cofradía de zapateros bajo la advocación de San Crispín y San Crispiniano. A partir de entonces sería utilizado por los zapateros para sus reuniones y fiestas patronales. En 1794 estos, dejan constancia de la sustitución del antiguo artesonado por una bóveda de caña debido al mal estado en que el original se encontraba.

Según Ramírez de Arellano en 1877 en el edificio existían dos altares, uno primitivo en el lado del evangelio, con esculturas de Santa Quiteria y San Bartolomé, mientras que en el altar mayor una Concepción flanqueada por San Crispín y San Crispiniano. También cuenta que existían dos pinturas al fresco de San Pedro y San Pablo.

En 1876 el obispo de Córdoba Fray Ceferino González encarga unas obras de adecentamiento de la antigua Sinagoga consistente en reparar el tejado, remiendos y blanqueo. Es durante estas obras cuando al retirar el retablo de Santa Quiteria en el muro este, aparecen los primeros restos de decoraciones e inscripciones hebreas. Será el arqueólogo Don Rafael Romero de Barros quien se encargará de realizar un informe solicitando la recuperación del edificio a su estado de origen. Tras el hallazgo se da comienzo a la retirada de altares y retablos apareciendo poco a poco las yeserías originales. El 31 de octubre de 1884 se solicita la declaración del edificio como monumento nacional llegando la declaración finalmente el 24 de enero de 1885.

A partir de este momento sucesivas actuaciones han sido llevadas a cabo en el edificio y cuyo fin ha sido recuperarlo a su estado original. Las restauraciones se han repetido siendo la del arquitecto Félix Hernández en 1929 una de las más completas.

Tras todos estos usos, la memoria histórica de la antigua Sinagoga de Córdoba y su ubicación casi habían desaparecido por lo que gracias a su redescubrimiento ha vuelto a nuestros días aunque nunca más volvió a ser templo de culto judío sino un monumento histórico más de Córdoba. Tan solo en el año 1985 con ocasión del 850 aniversario del nacimiento de Maimónides se celebró un servicio religioso judío.

Monumento singular en España, siendo la única Sinagoga que se mantiene en pie desde el siglo XIV en toda Andalucía y  junto con las 2 que hay en Toledo, Santa María la Blanca y la del Tránsito las 3 únicas que hay en España de esa época. Por sus características artísticas, por su valor cultural y por la huella que para siempre han dejado los judíos o sefarditas en nuestra ciudad, la Sinagoga de Córdoba bien merece una visita y quien mejor que Woow Córdoba para ofreceros una visita guiada a la Sinagoga y el Barrio de la Judería de Córdoba. No lo dudes, haz tu reserva.